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Tradiciones pascuales húngaras en Santiago

En Hungría hasta ahora lo que quedó de la Pascua, no es más que el recuerdo de las reuniones familiares, un conejito perdido en el jardín o balcón del vecino, un trozo de jamón en el refrigerador, unos trocitos de bollo trenzado seco y tal vez una porción de sal y pimienta santificada.

Sin embargo, en Chile decidimos no interrumpir el fin de semana largo, por lo tanto invitamos a la comunidad a celebrar una semana después, a revivir nuestras tradiciones y aprender cómo se celebraba y se sigue celebrando la Pascua en los diferentes lugares de Hungría.



Resultó ser una buena idea, ya que más de 30 personas se reunieron en la Casa Húngara Pannónia. Húngaros, descendientes de húngaros y chilenos interesados en nuestra cultura, amigos y conocidos por lo tanto ha sido una celebración diversa el sábado por la mañana en Santiago.

Los participantes no tuvieron ni un minuto para aburrirse. En las mesas encontraron pinceles, pinturas, huevos para pintar, moldes de conejitos para los más pequeños, hilo y lana para hacer pulseras trenzadas que hizo despertar el lado creativo de todos. Nacieron huevos pintados preciosos, dibujos fantásticos, verdaderas obras de arte.

Mientras todos estaban creando, pudimos escuchar una interesante presentación de Krisztina Tar sobre el significado de los símbolos de la Pascua, de las comidas típicas de la Pascua y también sobre la evolución de las tradiciones en el transcurso de las décadas.

Para que los invitados puedan experimentar de las ricas comidas y no sólo para verlas en fotos, Krisztina durante días estaba preparando pasteles húngaros deliciosos. No les contaré gran secreto con decir que no dejaron ni una miga.



Y por supuesto, la Pascua no sería completa sin regar a las mujeres y esta tradición interesante tampoco sin recitar unos poemas típicos de riego. Gracias a que esto es una tradición de los varones, tuve el honor de enseñar unos poemas cortos de riego a los invitados entusiastas.

Aunque la gran mayoría de ellos no habla el idioma húngaro, con gran entusiasmo repetían cada palabra.

Sin duda aprender los poemas sin regar a las mujeres, no habría tenido mucho sentido.

Claramente un balde de agua o un sifón de soda no le haría ningún bien a la sala ni a la biblioteca, así que nos limitamos apenas a rociar a las niñas y mujeres con una pequeña botellita de agua (para gran alegría de todos).

 

 

Dávid Üregi (becario KCSP)

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